La trazodona fue desarrollada en 1961 por el laboratorio farmacéutico Angelini en Italia, en un contexto en el que se buscaban alternativas a los antidepresivos tricíclicos, cuyas propiedades sedantes y efectos adversos eran notables.
Este nuevo fármaco se fundamentó en la hipótesis del dolor mental, la cual sostenía que algunos pacientes deprimidos no mostraban tristeza o desesperanza como síntomas predominantes, sino una percepción aumentada del dolor emocional. Se pensaba que este “dolor” psíquico tenía un origen neurobiológico, y que fármacos específicos podrían elevar el umbral del mismo, aliviando así los síntomas depresivos.
La trazodona pertenece a la clase de los antidepresivos atípicos, más específicamente a los moduladores de serotonina. Su acción es multifacética:
Antagonista de receptores 5-HT2A y 5-HT2C: esto reduce la ansiedad, el insomnio y otros síntomas que no responden bien a los ISRS clásicos.
Inhibidor débil de la recaptación de serotonina (SRI): aumenta ligeramente los niveles de serotonina en el cerebro.
Bloqueo de receptores H1 (histamina): produce un efecto sedante significativo.
Antagonismo de receptores adrenérgicos alfa-1: lo que puede contribuir a hipotensión ortostática y somnolencia.
Este perfil farmacológico le confiere un efecto ansiolítico, antidepresivo y sedante sin los mismos riesgos de dependencia asociados a las benzodiacepinas.
Aunque su indicación original es como antidepresivo, en la práctica clínica moderna se utiliza mucho más frecuentemente por sus propiedades sedantes en dosis bajas.
Depresión mayor, particularmente en pacientes con insomnio o ansiedad.
Insomnio crónico (uso off-label): especialmente en pacientes mayores o con riesgo de adicción a otros hipnóticos.
Trastornos de ansiedad generalizada
Trastornos afectivos en pacientes geriátricos
Trastornos del sueño secundarios a enfermedades neurológicas o psiquiátricas (como demencia o esquizofrenia)
En algunos casos también se ha utilizado para el tratamiento de:
Fibromialgia
Dolor crónico
Disfunción sexual inducida por ISRS (off-label)
Para depresión, las dosis terapéuticas suelen estar entre 150–300 mg/día, divididas en varias tomas.
Para insomnio, suele administrarse entre 25–100 mg por la noche.
Existe en forma de comprimidos de liberación inmediata y de liberación prolongada (Trittico).
Como todo psicofármaco, la trazodona no está exenta de efectos indeseados:
Somnolencia
Mareo
Boca seca
Visión borrosa
Estreñimiento
Hipotensión ortostática (especialmente en personas mayores)
Priapismo (una erección prolongada y dolorosa, aunque es raro, requiere atención médica inmediata)
Arritmias cardíacas, especialmente en personas con enfermedades cardíacas preexistentes
Alcohol: su consumo potencia los efectos sedantes de la trazodona y debe evitarse.
Otros depresores del sistema nervioso central: riesgo de sedación excesiva.
ISRS/IRSN: se debe tener precaución para evitar el síndrome serotoninérgico.
Pacientes con antecedentes cardíacos: monitoreo por riesgo de prolongación del QT.
A pesar de que se tolera mejor que los antidepresivos tricíclicos, no es ideal para todos los pacientes.
Es importante ajustar la dosis en pacientes geriátricos y evitar cambios bruscos en la posición corporal (por riesgo de caídas debido a la hipotensión).